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La ansiedad es un trastorno mental frecuente que se caracteriza por la preocupación, el miedo o la aprensión persistentes ante acontecimientos o situaciones futuros. Aunque es normal experimentar ansiedad de vez en cuando, la preocupación excesiva que interfiere en la vida diaria puede indicar un trastorno de ansiedad.
Varios hábitos cognitivos pueden desencadenar la ansiedad en individuos propensos a preocuparse constantemente:
Búsqueda del peligro: La gente suele encontrar lo que busca, y quienes buscan constantemente el peligro pueden percibir amenazas donde no las hay.
Catastrofización del riesgo: consiste en magnificar las posibles consecuencias de una situación, lo que provoca miedos irracionales y preocupaciones exageradas. Por ejemplo, un síntoma menor puede llevar a pensar en una enfermedad grave y en una fatalidad inminente.
Control de la realidad y los pensamientos: Algunos individuos sienten la necesidad de controlar todos los aspectos de su vida, incluidos sus pensamientos y su entorno. Esta necesidad de control puede contribuir a los sentimientos de ansiedad cuando se enfrentan a la incertidumbre o la imprevisibilidad.
Evitación de situaciones aterradoras: La ansiedad puede conducir a conductas de evitación, en las que las personas se alejan de situaciones o actividades que desencadenan sus miedos. Por ejemplo, alguien a quien le encanta viajar puede evitar volar debido a la ansiedad que le produce hacerlo.
La creación de estas condiciones para la ansiedad puede debilitar la evaluación racional del riesgo, ya que los individuos pueden no reconocer que toda acción implica cierto nivel de riesgo. Sin embargo, muchas situaciones que provocan ansiedad pueden resultar neutras o incluso positivas a pesar de los temores iniciales.
Aunque los individuos con ansiedad pueden esperar que la preocupación les proteja de cualquier daño, la preocupación excesiva puede tener efectos perjudiciales en su calidad de vida. Al buscar constantemente la seguridad, pueden sacrificar sin darse cuenta oportunidades de crecimiento, exploración y realización.
En última instancia, controlar la ansiedad implica reconocer y desafiar los patrones de pensamiento inadaptados, aprender estrategias de afrontamiento y buscar apoyo de profesionales de la salud mental cuando sea necesario. Al abordar los problemas subyacentes y desarrollar mecanismos de afrontamiento saludables, las personas pueden recuperar el control de sus vidas y experimentar una mayor tranquilidad.